‘Ya no tenemos ni agua’: el otro drama del bloqueo en la carretera León-Aguascalientes
Mientras el campo mexicano exige justicia y precios dignos, cientos de transportistas quedaron atrapados desde ayer en el bloqueo que se mantiene sobre la carretera León-Aguascalientes, a la altura de Santa Rosa Plan de Ayala.
La protesta campesina paralizó el tránsito desde las 2 de la tarde del martes. Y aunque algunos autobuses lograron evacuar a sus pasajeros, la mayoría de los conductores permaneció dentro de sus unidades, sin poder avanzar, sin acceso a servicios básicos y con temperaturas que descendieron hasta los 7 grados al amanecer.
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18 horas sin moverse
A las 9 de la mañana de este miércoles, Gustavo Ramírez, transportista originario de Nuevo Laredo, llevaba ya 18 horas varado. Su camión detenido, su carga en pausa, su cuerpo dentro de la cabina, resistiendo el frío y la incertidumbre.
“Ya se me acabó el agua. Traía unas tortas, pero ya me las comí anoche. Y pues aquí estamos en esta situación”, relató con voz cansada.
Gustavo alguna vez fue campesino. Hoy recorre las carreteras del país, pero no olvida el origen de lo que transporta.
“Yo no siembro ni una sola mata de maíz, pero todos los días como tortilla. ¿Y de dónde viene esa tortilla? Del campo. Muchas veces sí nos incomoda todo esto, pero si lo vemos por el otro lado… ¡yo así los entiendo!”.

Pérdidas que no se ven
El bloqueo no solo afecta a las empresas que no pueden entregar sus mercancías. También golpea a quienes viven al día, como Mauricio López, también de Nuevo Laredo, quien explica que su ingreso depende del movimiento constante.
“Yo entiendo a los compañeros y a los campesinos, pero también deben entender que nosotros estamos haciendo lo propio. Finalmente sí nos perjudica, porque nos dan en toda la torre… y no nomás a uno, sino también a la familia de uno.”
“Uno anda por comisión. Si no nos movemos, no ganamos. Y ahorita… ¿pues qué ganamos? Pura pérdida.”

Una carretera detenida
Desde Santa Rosa Plan de Ayala, el paisaje es el de una carretera congelada en el tiempo.
Cabinas cerradas, motores apagados, rostros que miran el horizonte sin saber cuándo podrán avanzar.
El campo exige justicia.
Los caminos, también.