Campesinos al límite, pero de pie por el campo 

Cansados, sin dormir y con días sin comer, los campesinos guanajuatenses siguen firmes frente a Maseca
Foto: TV4

Los campesinos ya están cansados, las manifestaciones les consumen energía, dinero y tiempo de cosecha, pero si desisten, el campo es el que pierde.

“Nosotros no tenemos ni tantitas ganas de estar aquí, honestamente, porque es estar día y noche. Pero se tiene que hacer, porque si no lo hacemos, esto ya no va a caminar. Si nosotros regresamos a donde estábamos, esto ya no va a caminar”, expresó agotado Refugio Sánchez, agricultor de la comunidad Lomas de San Rafael.

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Su rostro curtido por el sol refleja las largas jornadas que han vivido durante semanas de protesta. Ya son tres fases de bloqueos: la primera, el pasado 14 de octubre afuera de las oficinas del SAT estatal; la segunda, entre el 27 y el 31 de octubre; y la más reciente, iniciada el 3 de noviembre.

Bajo el sol ardiente del mediodía, entre tierra seca y el rugido de los tractores, los campesinos permanecen firmes. Han pasado días sin agua ni comida, y las noches de otoño les calan los huesos, y aun así, no hay señales de apoyo del Gobierno Federal ni de las grandes empresas, esas que, aseguran, incumplieron los precios acordados la semana pasada.

“Nada más es el apoyo para el precio justo de 7.20. Honestamente no nos han resuelto, y esa es la cuestión de los bloqueos. Ya dejamos pistas libres, ya cerramos, ya bloqueamos, y ahorita vamos sobre la industria porque fueron los que dieron el precio para abajo”, señaló.

Desde el 5 de noviembre, los agricultores levantaron los bloqueos carreteros y se movilizaron en caravana sobre sus tractores. Dirigentes de Silao, Irapuato, Romita, Manuel Doblado y los Pueblos del Rincón se reunieron frente a la planta de Maseca, en la carretera León–Silao, esperando una respuesta de los directivos.

Ahí los sorprendió el viento frío, la espera eterna y la incertidumbre. Pero también la convicción de no rendirse.

“Si nosotros nos doblegamos, ya no va a haber de otra. Honestamente traemos unos costos muy elevados y no la estamos haciendo con el precio”, agregó Sánchez, con la mirada fija en el horizonte.

A pesar del cansancio, del hambre y del clima adverso, los campesinos siguen en pie. Porque para ellos, rendirse no es opción: si el campo se detiene, se detiene todo.

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