María, la cocinera que reinventó el mole con el toque dulce de la fresa
María del Socorro Barrera Ríos, originaria de Irapuato, ha dedicado más de una década a preservar y reinventar la cocina tradicional.
Lo que comenzó como una afición familiar se transformó en una pasión que la ha llevado a brillar en el Festival de la Fresa, evento donde ha participado durante seis años consecutivos y donde incluso obtuvo el primer lugar en 2022 con su platillo de chilaquiles en salsa morita con fresa.
“Yo cocinaba en casa, pero no me había atrevido a descubrir más cosas. Mi mamá hacía verdolagas con carne de puerco, tamales, mole, enchiladas… pero solo en ocasiones especiales. Cuando entré al concurso, me di cuenta de que podía hacer algo más con lo que ya conocía”, recordó contenta.

Este 2025, María volvió al festival con una propuesta atrevida y llena de simbolismo: “chilaquil de mis amores”, una receta nacida, como ella misma dice, “de los recuerdos y del cariño que sentimos cuando comemos en casa”.
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El platillo combina un mole de fresa, elaborado con chiles y especias tradicionales, equilibrando el picor con el dulzor característico de la fruta que da fama a su ciudad.
“La fresa representa lo bonito de la vida, lo que te hace sonreír; el mole y las especias son la fuerza, los retos. Cuando se fusionan, el resultado es un sabor equilibrado, dulce, no picoso, pero con carácter”, describió.
La preparación no es sencilla, entre dorar los chiles, limpiar las semillas y dar el punto exacto de cocción, el proceso le toma entre cuatro y cinco horas.
“Es un platillo para quienes les gusta lo atrevido, algo nuevo, irreverente, dulce y picosito. También hago una salsa macha con arándano, nuez y pepita para acompañarlo”, explicó.

Su trabajo no solo ha conquistado al jurado, sino también a quienes lo han probado. “En la degustación de la rueda de prensa a la gente le encantó. Una chica hizo su taquito con las enmoladas de mole de fresa y siguió degustando, decía que estaba picosito y muy bueno”.
Además del Festival, María del Socorro es propietaria de “La Chilaquilería”, su negocio familiar que opera fines de semana y en eventos especiales. Ahí ofrece una variedad de salsas creadas por ella misma: desde la tatemada, la de chicharrón prensado y la especial, hasta combinaciones innovadoras con ingredientes locales.
“Para mí, la cocina representa amor y recuerdo. Cocinar es hacer que otros disfruten, y cuando lo hacen, eso me llena de satisfacción”, expresó con una sonrisa.
Con su mole de fresa, María del Socorro demostró que los sabores tradicionales aún pueden reinventarse sin perder su esencia.
