Juan Manuel Quintero, el maestro del molcajete
El legado de una familia molcajetera que transforma la piedra en cultura mexicana.
En el corazón de la tradición artesanal mexicana, el sonido del cincel sobre la piedra sigue resonando gracias a manos como las de Juan Manuel Quintero Salazar, un orgulloso artesano molcajetero de tercera generación. Desde los siete años, Juan Manuel se involucró en el oficio familiar que ha pasado de padres a hijos, convirtiéndose en un guardián del legado y del sabor que da identidad a la cocina mexicana.
“Pues crecí viendo a mi abuelito, a mis tíos, a mis papás trabajar lo que es el molcajete, nos levantábamos temprano y escuchaba el golpeteo de las piedras, eso impulsó mi gusto por aprender ese oficio”, recordó Juan Manuel Quintero Salazar.
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A diferencia de sus antepasados, Juan Manuel fue el primero en atreverse a llevar su arte más allá de su comunidad, participando en ferias nacionales e internacionales, donde los molcajetes de piedra volcánica, labrados con precisión y cariño, se convierten en embajadores de la cultura mexicana., por eso él es Imparable.
“Mientras el público adquiera nuestro producto seguiremos trabajando, yo estuve a nada de dejarlo, no había demanda pero llegó un pedido grande y aquí estoy”, señaló el artesano de Comonfort.
Toma entre dos y tres días extraer el material adecuado antes de transformarlo en arte. Con herramientas que él mismo fabrica da vida al molcajete tradicional de tres patitas, de unos 20 centímetros, el más común y solicitado. Tallar uno puede tomarle hasta seis horas continuas de trabajo.

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La recomendación de boca en boca y los pedidos directos a su teléfono son su mejor carta de presentación, prueba de que el trabajo hecho con pasión no necesita grandes campañas, solo dedicación y corazón.
“Si nosotros nos valoramos como artesanos y le damos un precio justo a nuestro molcajete, no regalaríamos nuestro trabajo”, finalizó.