Grasas trans serán prohibidas en México

De acuerdo con la OMS, la ingesta de grasas trans provoca anualmente la muerte de 500 mil personas en el mundo
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En beneficio de la salud de los mexicanos, la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad (472 votos, 0 en contra y 0 abstenciones) un dictamen para regular el uso de las grasas trans en productos alimenticios, al punto de casi eliminarlas.

Se trata de un dictamen añadido al artículo 216 Bis a la Ley General de Salud, la cual determina que “los aceites, grasas comestibles, alimentos y bebidas no alcohólicas no podrán contener aceites parcialmente hidrogenados, conocidos como grasas trans, que hayan sido añadidos durante su proceso de elaboración industrial”.

En 2018, la Organización Mundial de la Salud pidió la completa eliminación de las grasas trans de producción industrial del suministro mundial de alimentos para finales de 2023, y brindó dos alternativas:

La primera es imponer un límite nacional de 2 gramos de grasas trans de producción industrial por cada 100 gramos de contenido total de grasas en todos los alimentos. La segunda, decretar una prohibición nacional de la producción o utilización de aceites parcialmente hidrogenados (una fuente importante de grasas trans).

La OMS sugiere reemplazarlos por otros aceites vegetales más saludables, como aquellos con alto contenido en ácido oleico, cuyo precio y buen sabor no representanta una variación significativa. La Secretaría de Salud Federal será la que establezca las bases de esta regulación, la cual entrará en vigor el próximo mes de septiembre.

De acuerdo a la OMS, la ingesta de grasas trans provoca anualmente la muerte de 500 mil personas en el mundo, de los cuales 13 mil fallecimientos ocurren en México.

Estas grasas aumentan el colesterol LDL, compuesto que obstruye las arterias y provoca infartos de miocardio y muertes por cardiopatías. Este nuevo decreto busca contribuir a proteger a las personas de este daño.

El alto consumo de grasas trans aumenta el riesgo de muerte por cualquier causa en un 34% y de enfermedad coronaria en un 28%. Por cada 1% de aumento en la energía diaria obtenida de las grasas trans, la mortalidad por enfermedad coronaria aumenta en un 12%.

Su consumo también se ha asociado con un mayor riesgo de otras enfermedades como el cáncer de ovario, la infertilidad, la endometriosis, la enfermedad de Alzheimer, la diabetes y la obesidad.

Estudios en Dinamarca, primer país que eliminó las grasas trans, muestran un descenso en la mortalidad por cardiopatías tras la introducción de la regulación en 2004.

Hasta la fecha, más de 40 países, que representan a más de un tercio de la población mundial, han implementado una de las políticas de mejores prácticas de la OMS sobre grasas trans. Diecisiete países más (otros 400 millones de personas) utilizan políticas públicas que si bien son menos restrictivas, ya implementan este paquete de mejores prácticas.

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