‘Rufles’ Soto, el operador que decora su camión para alegrar el viaje de los leoneses

Rufino “Rufles” Soto lleva más de una década alegrando el transporte público en León al decorar su camión y regalar sonrisas a los usuarios
Foto: 4 Noticias.

Desde hace más de una década, el transporte público en León tiene un rostro distinto gracias a Rufino Soto, mejor conocido por usuarios como “Rufles”.

“Rufles”, un operador que ha convertido su camión en un espacio de color, detalles y sonrisas, especialmente en fechas especiales como Navidad, Día del Niño o Día de Muertos.

“Me gusta mi trabajo. La prueba está que ahorita todavía me sigue gustando y todo lo que hago lo hago, pues bien”, expresó.

Inició su vida como operador desde los 17 años, influenciado por su familia que ya trabajaba en el servicio público en la Ciudad de México.

A pesar de comenzar joven, aseguró que nunca tuvo dificultades para adaptarse, pues desde el inicio supo que este sería su oficio.

Desde hace 5 años, Rufino comenzó a decorar la unidad que conduce en la ruta L-364 del Coecillo que recorre la zona de Timoteo Lozano. La iniciativa surgió de manera sencilla, cuando un compañero le regaló dulces y globos para el Día del Niño, pero fue su familia quien lo impulsó a ir más allá.

“Mi hija me dijo: papá, pues hay que ponerle más para que se vea un poquito más completo, y de ahí empezamos”, recordó.

Con el paso del tiempo, las decoraciones se volvieron una tradición esperada por los usuarios. Navidad, Día de la Madre, Día del Padre, Día del Niño y Día de Muertos son algunas de las fechas en las que el camión cambia de imagen, generando reacciones positivas entre los pasajeros.

“Hay gente que viene estresada, viene molesta, y cuando se sube aquí ya se le quita el estrés, se le quita todo”, compartió el operador.

Incluso, cuando retira los adornos, los usuarios notan el cambio. “Se suben y dicen: ahora ya se ve muy triste el camión’”, comentó entre risas.

Detrás de cada detalle hay un trabajo familiar. Su esposa, Teresa Saucedo García, se encarga de elaborar los adornos, todos cosidos a mano, mientras que su hija, Dalia Guadalupe Soto Saucedo, le ayuda a colocarlos en la unidad.

“Ellas son las que me apoyan y las que me dieron la idea de empezar”, afirmó. A pesar de las largas jornadas laborales que en ocasiones lo hacen llegar a casa pasada la medianoche y volver a salir antes del amanecer Rufino aseguró sentirse pleno en su trabajo.

Incluso, tras haber sido sometido a una cirugía en la que le retiraron un riñón hace siete años, continúa al volante.

“Me quitaron el riñón izquierdo, pero haga de cuenta que no pasó nada. Yo sigo haciendo lo mismo porque me gusta mi trabajo”, señaló.

Los niños son uno de los públicos más agradecidos. En fechas especiales, Rufino reparte dulces o paletas, lo que genera sonrisas inmediatas. “Los niños se ponen muy contentos, y la gente también, muy agradecida”.

“Mientras pueda, aquí voy a andar. Yo me siento contento, tranquilo y todavía puedo en este trabajo”, concluyó.

La historia de Rufino “Rufles” Soto demuestra que, incluso en la rutina diaria del transporte público, pequeños gestos pueden transformar el trayecto y humanizar la ciudad.

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