Estos productos no son tan inofensivos como parecen ya que son la puerta de entrada a otras sustancias estimulantes, declaró Jessica Carmona, jefa de Riesgo Psicosocial del Salud Mental de la Secretaría de Salud de Guanajuato.

En los últimos años, su consumo se ha normalizado entre estudiantes, trabajadores e incluso deportistas, bajo la premisa de mejorar su rendimiento físico y mental.

Se trata de bebidas que contienen altos índices de cafeína y taurina, dos ingredientes responsables de causar trastornos metabólicos, cardiovasculares y de salud mental. Entre ellas, la alteración del sueño hasta provocar insomnio, irritabilidad, ansiedad, depresión, comportamientos agresivos y arritmias cardiacas, como ejemplo.

La práctica más riesgosa es su combinación con otras sustancias como el alcohol, ya que aumentan los riesgos psicosociales de las acciones del consumidor, tales como accidentes automovilísticos.

“Es muy sencillo que lleguen a generar adicción porque es tanto el placer que tiene el cerebro, que lo empiezas a necesitar cada vez más para tener energía. “Son bebidas que parecen inofensivas porque las encontramos en todos lados, de todos los colores y sabores, pero tienen demasiada azúcar y casi nulo contenido nutricional”, explicó la experta.