Foto: Cortesía.

Teatro Juárez, el gran protagonista

A cinco décadas del primer festival, sea por su belleza arquitectónica o su historia centenaria, se ha convertido en el gran escenario y sede principal del festival

Por Mtro. Luis Ernesto Camarillo Ramírez

La ciudad de Guanajuato es una población atípica, construida en el siglo XVII al fondo de una cañada, caserío encaramado en los cerros que se adaptó a la traza urbana, única y sui generis. A la vera del río, luego llamado Guanajuato, se fueron construyendo los espacios que, en la medida de lo posible, cubrieran las necesidades de la población española de aquella época. Al deslindarse los minerales de Santa Fe, Cervera, Tepetapa, los espacios se fueron reasignando a plazas y edificios de orden civil, religioso y doméstico, así como la jerarquizada Plaza Mayor, en donde confluirían los vecinos principales, la parroquia y el asiento de los poderes políticos.

Lo cierto es que la ciudad capital, Guanajuato, pese a los vaivenes políticos de la segunda mitad del siglo XIX, disfrutó de recaudación fiscal suficiente para pensar en una obra suntuaria de tal calado como una sala de espectáculos de un diseño nunca antes visto en ciudades de la región y los alrededores, sobre todo pensando en lo intrincado de sus calles y en lo limitado del espacio elegido para tal fin, el pleno corazón de la cañada, una plaza de segundo orden, y lo que por siglos fue conocido como el atrio del convento de San Pedro de Alcántara y templo de San Diego, ya que la ciudad capital no podía adolecer de espacios para el ocio y eran insuficientes el corral de comedia y el Teatro Principal.

Foto: Cortesía.

El proyecto arquitectónico se le encarga al arquitecto José Noriega y, como en el año que se propuso al Congreso del Estado falleció el Presidente Benito Juárez, el nombre del proyecto de origen fue El Gran Teatro Juárez, un edificio de tres fachadas de columnas estriadas y rematada con un conjunto escultórico que representara a las musas de las bellas artes.

Así es como se coloca la primera piedra y comienza la construcción, pero los problemas acontecidos por la sucesión presidencial entre Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, provocan que la obra fuera abandonada por más de una década. Una vez que llega el gobernador Manuel González y con algunos cambios, como la cancelación de dos de las tres fachadas, se retoma el proyecto hasta su construcción, para ser inaugurado tres décadas después de iniciada la obra por el presidente Porfirio Díaz en octubre de 1903.

Foto: Cortesía.

Desde su apertura, el Teatro dio cobijo a las compañías itinerantes de artistas: músicos, comediantes y actores, quienes se quedaban maravillados por el impresionante edificio. También se efectuaron bailes de coronación, ceremonias de fin de curso o peleas de box. No quedó exento de que su escenario fuera utilizado para la toma de protesta de gobernadores, siendo el primero de estos el licenciado Enrique Colunga. En las décadas siguientes a la revolución, el propio abandono de la ciudad ocasionó un deterioro inminente del inmueble. Recuerda el abogado y director de teatro Eugenio Trueba Olivares, que cuando había algún evento en el recinto, el aire de la calle movía el telón, por lo que debieron organizar algunas funciones que llamaban “de los cristales rotos”, donde lo recaudado servía justo para eso, para tratar de, al menos, sustituir los cristales que por diversas circunstancias se habían quebrado.

De la primera vez que estuvo frente al Teatro Juárez, Salvador Novo recuerda: “Pero por lo pronto, me pareció muy venturoso que lo primero que nos llamara la atención en el camino por las calles fuera nada menos que el Teatro Juárez en que trabajaríamos […] Ascendimos su escalinata, deslumbrados y encantados, como los peregrinos visitan, antes que nada, el templo.”

Guanajuato dormía, producto del abandono de su población. Las casas palaciegas y los edificios mostraban mejores tiempos idos, pero dignos se mantuvieron en espera de lo que vendría.

El año de 1952 se conoce como la época de oro de Guanajuato, un movimiento cultural sin precedente: la Universidad de Guanajuato fundó la Orquesta Sinfónica, la Escuela de Arte Dramático y la Escuela de Filosofía y Letras. Confluyen proyectos paralelos, los pensados en El Estudio del Venado: intelectuales locales, quienes buscan echar a andar sus inquietudes como el teatro y la música, y luego, con el apoyo de los trasterrados españoles en la búsqueda de un sitio dónde desarrollarse intelectualmente, es que logran fraguar proyectos como Los Entremeses Cervantinos, en el año de 1953. Guanajuato se vuelve noticia nacional por lo que está ocurriendo. Dos décadas después, en el año de 1972, el Gran Teatro Juárez se convierte en el escenario principal del Festival Internacional Cervantino, siendo sede de las compañías de danza y teatro más prestigiosas del mundo.

A cinco décadas del primer festival, sea por su belleza arquitectónica o su historia centenaria, se ha convertido en el gran escenario y sede principal del festival, motivo por el cual, previo a la edición cincuenta, fue motivo de una restauración íntegra, muy necesaria, que lo deja como en sus mejores épocas.

El Gran Teatro Juárez se prepara para vivir estas primeras cinco décadas de arte en su máxima expresión junto con las otras sedes, como la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, el Auditorio del Estado, el de la Universidad y las diversas sedes universitarias que sirven de marco para la gran Fiesta del Espíritu, en la que el relicario o piedra de toque es el Teatro Juárez, un edificio centenario que el próximo 2023 cumplirá los primeros 120 años de su inauguración, que volverá a levantar el escenario y maravillar a quienes le conozcan por vez primera. Viva el Gran Teatro Juárez.

Mtro. Luis Ernesto Camarillo Ramírez

Jefe del Archivo Histórico del Poder Judicial de Guanajuato en Poder Judicial del Estado de Guanajuato.

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