La trampa que acabó con la vida de Billy Collins Junior

Una incalificable trampa puso fin a la carrera de una brillante promesa del boxeo y, prácticamente, acabo con su vida.

Sucedió el 16 de julio de 1983, en Estados Unidos.

Se enfrentaban el prometedor Billy Collins Junior y el fracasado púgil puertorriqueño, Luis Resto.

Para Collins, pintaba como una pelea de mero trámite para continuar su paso rumbo a la cima. Pero no fue así, pues desde los primeros raunds, el rostro de Billy comenzó a mostrar la dureza de los puños de Resto.

En la esquina, con su padre y manager, Collins comentó que era más fuerte de lo que se esperaba. El pleito llegó hasta el límite y Collins terminó con el rostro deshecho y daños irreparables en las retinas.

El padre de Collins, notó en el saludo final a Resto, que sus guantes se sentían raros, por lo cual pidió que fueran confiscados.

Aunque de momento el tramposo boricua se negó, más tarde la investigación arrojó la verdad: yeso en el interior.

Deprimido al máximo, Collins perdió la vida un año después en un accidente automovilístico, mientras Resto pagó solo 3 años de cárcel.

Una trampa imperdonable.

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