El comedor que no deja a nadie atrás en Navidad 

 

Lo que inició como un gesto solidario en 2020, hoy es un comedor comunitario que alimenta a cientos de personas en situación vulnerable
Foto: TV4

Lo que comenzó como un gesto solidario en plena pandemia, hoy se ha convertido en un refugio alimentario para cientos de personas en situación vulnerable en León.

El comedor comunitario encabezado por Marisela Martínez Álvarez nació en 2020, cuando el cierre de empresas dejó a muchas familias sin ingresos y con una necesidad urgente: comer.

Marisela recuerda que todo inició de manera inesperada. En su negocio, ubicado en la calle Libertad, comenzó a notar que cada vez más personas tocaban su puerta para pedir alimento. Al principio pensó que serían 20 o 30 personas; sin embargo, la realidad la rebasó rápidamente.

“El primer día tuvimos 40 personas, a los tres días ya eran más de 200 y a los ocho días había cerca de 800 personas formadas”, relató.

Ante la magnitud de la necesidad, autoridades apoyaron con medidas sanitarias y el comedor se trasladó temporalmente a la Calzada. Aunque en julio de ese mismo año Marisela intentó cerrar el comedor y regaló más de 800 despensas, un hecho marcó un antes y un después en su historia.

“Tocan a mi puerta y una persona me trae media tonelada de cebolla, una tonelada de jitomate y 200 kilos de carne. Yo llorando le dije que ya iba a cerrar, y él me respondió: ‘por algo sigue este comedor’”.

Ese apoyo se transformó en un respaldo constante, pues un empresario decidió cubrir la nómina de los empleados del comedor, mientras que ciudadanos de León continúan aportando arroz, frijol, aceite, huevo y verdura.

La tradición de regalar pollos en Navidad nació también en 2020, cuando Marisela llevó una cena a una mujer de una comunidad llamada San Pedro.

“Cuando tomó el pollo me dijo: nunca en mi vida me había comido un pollo. Era una señora de 50 años, con hijos y nietos. Eso me partió el corazón”, expresó con lagrimas en los ojos.

Desde entonces, cada Navidad el comedor reparte pollos como cena especial, pensando en personas adultas mayores y personas en situación de calle.

Este año, el comedor cumplirá cinco años con esta tradición. El 23 de diciembre, de 1:00 a 3:00 de la tarde, se repartirán 200 pollos, arroz, bolillo y cobijas en López Mateos 342, esquina con Libertad, exclusivamente a personas previamente registradas.

Marisela explicó que llevan una bitácora detallada para identificar a quienes acuden diariamente, registrar cambios y dar seguimiento a la población beneficiada. “Hay gente que vive al día, con 100 pesos o menos. Muchos pasan la Navidad en la calle, sin familia”.

Nos subimos al coche y vamos repartiendo en los semáforos, a la gente que vende dulces o limpia parabrisas. Siempre llega un poquito de más”.

Aunque el comedor sigue en pie gracias a la solidaridad, los costos han aumentado. Por ello, Marisela busca constituir legalmente una asociación civil para acceder a apoyos como el Banco de Alimentos. Sin embargo, el proceso implica gastos que hoy resultan difíciles de cubrir.

Como alternativa, participarán el 12 de enero en la Macro Tómbola de la Feria, donde buscan reunir mil regalos para recaudar fondos que permitan formalizar el comedor y asegurar su continuidad.

“Quien da, recibe. Yo invito a la gente a que venga, que apoye, que cocine con nosotros. El mejor regalo se lo lleva uno mismo”, concluyó.

A cinco años de su nacimiento, el comedor de Marisela Martínez Álvarez no solo reparte comida: reparte dignidad, esperanza y una Navidad distinta para quienes menos tienen.

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