Vienen turistas a enamorarse al Callejón del Beso
Es el callejón más estrecho en una ciudad plagada de callejones.
Sus fachadas, que se van estrechando hasta distar solamente 68 centímetros entre una y otra, recuerdan a los amantes que van acercando sus rostros hasta unir los labios.
Por eso se llama Callejón del Beso.
Y aunque les cohíba hablar de su experiencia, todos se van con un buen sabor de boca, como Issac Noyola y Bricia Sánchez, una pareja que vino desde San Luis Potosí a vivir la experiencia.
“Sí saben mejor”, dice Issac.
“¿Disfrutaron el beso?”
“Sí, todo muy bien”.
Hasta aquí vienen parejas de todas partes a besarse desde los balcones que casi se tocan, y a sentirse como un Romeo y una Julieta modernos.
Una leyenda alimenta esta tradición turística.
Los enamorados de la historia se llaman Carmen y Luis.
Carmen, hija única de un hombre violento y autoritario.
Luis, un minero pobre de un pueblo cercano.
El padre de Carmen la encierra para que no se vean, pero Luis se muda a la casa de enfrente, por lo que el padre la amenaza con internarla en un convento.
Los guías turísticos pregonan la leyenda a los turistas curiosos.
“Ella lo toma como una burla el regaño y a la siguiente noche ya no le dijo nada, bajó muy enojado y tomó una daga que es un cuchillo”, recrea uno de ellos ante los visitantes.
Un día que platicaban de balcón a balcón, el padre de Carmen descubre a los novios y clava en el pecho la daga a su hija.
Luis no suelta a su amada y la besa, aunque ella ya estuviera muerta.
Lisset y Daniel una pareja de jóvenes novios de Irapuato, comparten su experiencia:
“Una experiencia muy linda la verdad, la primera vez que visito aquí, y pues todo muy lindo”, dice ella.
“¿Sí saben mejor los besos en el Callejón del Beso?”
“Ah, claro”, responde Daniel; “Sí, una experiencia muy linda, la verdad”, agrega Lisset.
Y a semejanza del Luis de la leyenda, aunque la relación llegue a su fin en algún momento de la vida, el beso que los novios se dan en el Callejón del Beso se quedará grabado en su memoria.