Andrea García Zavala fue diagnosticada con el Trastorno Ansioso Depresivo, lo que le provoca ‘Ruido mental y pánico social’. Fue diagnosticada en abril de 2023, pero considera que desde hace dos años identificó que algo le ocurría con sus pensamientos y emociones.

“Esto quiere decir, que mi principal problema es de ansiedad con tendencia a la depresión, es complicado porque parte de los síntomas es minimizar lo que estás sintiendo”.

Tiene 36 años, vive en León y trabaja desde casa, como asistente administrativa de agentes de seguros.

Andrea, dijo que su trastorno, comenzó con “Ruido mental”.

“Como una madeja de estambre, de hilo cuando se enreda, así eran mis pensamientos, yo sentía que tenía mil problemas y no sabía dónde empezaba uno y empezaba el otro, no podía pensar con claridad, sentía que me ahogaba, me sentía desanimada, que no importaba lo que me esforzara e hiciera jamás me iba a sentir bien”.

Andrea cree que tras la separación de su pareja y estar desempleada durante la pandemia, se detonó una cadena de situaciones que posiblemente, le provocó el Trastorno Ansioso Depresivo.

También tiene cierto grado de pánico social, le incomoda estar donde hay muchas personas, aunque después, se siente sola, aunado a pensamientos con los cuales, sin querer, trata de adivinar lo que piensa la gente con la que convive.

“Cuando tienes un trastorno, tu mente es tu peor enemigo, puedes escuchar hablar a la otra persona, observas como te ve y tu mente te dice cosas como: seguramente ya notó que estoy despeinada, pasada de peso, se aburrió es común en este tipo de padecimiento”.

Andrea comentó que más de una vez ha tenido ideas suicidas.

“No se dejan de lado (las ideaciones suicidas), mi médico me plantea estrategias, por ejemplo, cuando tengo estos pensamientos me obligo a cambiar el interruptor, como un diálogo contigo frente a un espejo y me tengo que decir: ‘Andrea, no pasa nada, tranquila, es un mal momento, esto va a pasar'”.

Andrea tiene un hijo de 7 años y una hija de 15; considera que no se deben tomar a la ligera las emociones de los hijos, ya que podría tratarse de ansiedad o depresión.

“No minimizar lo que está pasando con nuestras hijas e hijos, no invalidar sus sentimientos, es un balance entre que si no es un problema grave, todo se soluciona y se darán cuenta en algunos años de que no era para tanto, es ser contención para ellos”.

Todos los días aprende mediante un diálogo interno, estrategias para contrarrestar su trastorno como parte de su terapia.