La Constitución y su coincidencia con la muerte del Santo

5 de febrero, fecha que queda marcada en la memoria de los mexicanos...

5 de febrero de 1917, fecha que queda marcada en la memoria de los mexicanos por la promulgación de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos… Y también por un hecho que nos dejó con lágrimas en los ojos, y es que en esa misma fecha pero en 1984 falleció a los 66 años de edad Rodolfo Guzmán Huerta, mejor conocido como el Santo.

Así es, primero la Constitución.

Fue en 1916 cuando el Presidente Venustiano Carranza decide elegir a diputados del Congreso Constituyente para redactar la Carta Magna. Se instalaron en la ciudad de Querétaro el 10 de diciembre de ese año en el Teatro Iturbide y fue el 31 de enero cuando terminaron de redactarla. El 5 de febrero, la promulgaron. En ella viene la separación de poderes, la no reelección (muy importante) entre otras cosas de gran importancia.

El Santo

Después de algunos meses, el 23 de septiembre de 1917 (¿coincidencia o destino?), nace Rodolfo Guzmán Huerta en Tulancingo, Hidalgo. El queridísimo Santo.

El enmascarado de plata luchó de 1942 a 1982, donde nunca de las nunca perdió la máscara. Solo en un programa con Jacobo Zabludosky enseñó su cara. El 26 de abril de 1942 luchó por primera vez en la Arena México con los rudos, bien rudotes pero luego se cambió al de técnicos. Ganó varios campeonatos como el de peso pesado, peso medio, peso welter, entre otros. Fue en 1952 que cobró vida en las historietas gracias al editor José Guadalupe Cruz.

Para 1958 incursionó en las películas. Algunos títulos fueron:

  • Santo contra el cerebro del mal
  • Santo contra los hombres infernales
  • Santo contra las momias de Guanajuato

 

Eran argumentos donde el enmascarado de plata, era el superhéroe luchando contra criaturas sobrenaturales, científicos locos o el crimen organizado, pero siempre triunfaba el bien.

Pues, lamentablemente, se fue de este mundo víctima de un infarto al miocardio el 5 de Febrero de 1984.

El Santo queda en la memoria de los mexicanos y del mundo, porque hasta en el último rincón de este planeta es conocido.

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