Cuatro esquinas enmarcan el triunfo del bien sobre el mal. Desde hace 108 años, el Barrio de Santiago en León, Guanajuato lleva a cabo la quema de Judas en Domingo de Pascua, un día donde el sincretismo entre lo religioso y lo cultural estrechan los lazos en la comunidad. 

“En el siglo XIX, surge la tradicional quema de Judas. Se quemaban políticos. Los muñecos eran de tela y solo se prendían. Para ellos (los antepasados) significaba quemar el mal”, contó Valentín Reyes, “El Vale”, organizador de la quema de Judas.

Una tradición centenaria que ha pasado de generación en generación y con ello se le han sumado diversos significados. “La quema de Judas es donde el pueblo descarga sus tensiones y sus descontentos”, añadió “El Vale”.

Valentín Reyes, organizador.

Cada muñeco está hecho de carrizo, engrudo y papel; se le coloca la pólvora y al último se pinta. En su elaboración, los artesanos tardan hasta un día completo.

En la intersección de las calles Amado Nervo y Hermanos Aldama, con el Sol al cenit, se reunieron alrededor de 1200 leoneses. Esta esquina que en el nombre lleva la descripción: “La Llamarada”, pues en su esencia lleva el fuego que vuelve cenizas lo que quieren erradicar: el mal. 

Además, es un espacio de denuncia social para “quemar” a los que consideran “traidores” como lo fue Judas a Jesucristo. Su voz es la pólvora. Su grito, las explosiones

Donde existe el mal, también el bien. De modo que es una oportunidad para agradecer a quienes se han ganado el cariño de la gente. Por ello, el primer Judas quemado fue para los patrocinadores y para el personal del sector salud por su destacada labor en el combate al Covid-19.

Quema de Judas 2023. Barrio de Santiago.

Las detonaciones pirotécnicas son clamores por  justicia u oraciones por quienes en vida caminaron por estas calles y contribuyeron a forjar esta centenaria tradición.  “El Vale”, como desde hace 19 años, fue el encargado de prender fuego a cada uno de los Judas de la tarde.

Continuaron los agradecimientos y el segundo Judas se quemó en honor a los organizadores, entre los que destacan, por supuesto, El Vale, Jely, Miguel y Rigo.

La tercera figura quemada fue “El amigo de todos los niños”, el recientemente fallecido, Xavier López “Chabelo”. Pero antes hizo su última catafixia aquí en la ciudad que lo vio crecer en sus primeros años de vida. Asimismo, se recordó al actor Andrés García.

Con la canción “Mi Barrio Querido” las cruces en memoria de los vecinos acaecidos este año desfilaron por las cuatro esquinas emblemáticas. Caras nostálgicas contemplaban las insignias explotar en las alturas con los recuerdos de una vida en el barrio. Uno de ellos fue “El Nene”, cuya familia elaboró su Judas para recordarlo. 

Judas del luchador K9

Prosiguió la quema de las figuras de luchadores locales; entre ellos K9, un rudo muy respetado tanto en el barrio como en el deporte del Pancracio quien dejó un preciado legado en el rin y entre sus vecinos quienes lo despidieron con mucho cariño.

Por último, prendieron fuego con ahínco al Judas mayor, un diablo con muchas caras, rostros de políticos y figuras públicas nacionales y extranjeras que no gozan de la simpatía de la ciudadanía. 

Luego de la quema, las cumbias subieron de volumen y las parejas hicieron de la esquina, una pista de baile; y, posteriormente, un cuadrilátero en el que se presentaron luchadores como Máquina Infernal, Dementor, el Hijo de K9, entre otros.

Luego de la quema, siguió el baile.

En la tradicional Quema de Judas se canta, se baila, se llora, se ríe; se conmemora la vida y la muerte como solo los mexicanos sabemos hacerlo. Con respeto, unión, alegría y haciendo mucho, pero mucho ruido.