Zapateros de Guanajuato pierden espacio frente a calzado chino en catálogos
La industria del calzado nacional enfrenta uno de sus momentos más críticos. Lo que antes eran historias de éxito y crecimiento sostenido, hoy se ve opacado por la entrada del calzado chino al mercado mexicano. Tres emprendedores relatan cómo sus sueños, levantados con esfuerzo durante más de una década, se tambalean frente a la competencia desleal del producto asiático.
Marlene Sevillano es madre, emprendedora y fundadora de “Calzado High Elite”, una empresa familiar que durante 17 años ha sido un ejemplo de perseverancia en la cadena del calzado urbano y deportivo.
“Un día decidimos hacer tenis porque la ballerina estaba muy competida y nos pusimos hacer muestras de tenis y las llevamos a un catálogo y les gustaron, nos dijeron que está muy padre modelo y que irían a revisar nuestro negocio y, aunque era pequeño, confiaron en nosotros y así iniciamos” platicó contenta.
Su determinación llevó a la empresa a tener dos plantas en San Francisco del Rincón. Desafortunadamente hoy la realidad es otra, pues la empresa de Marlene ha reducido su producción hasta una tercera parte debido a la competencia del calzado chino, ya que catálogos han dejado de comprar su mercancía al preferir la compra del calzado “sintético” asiático.
“Teníamos dos plantas y estábamos produciendo alrededor de 15 mil pares semanales y tuvimos que cerrar una planta y ahora solo tenemos una en la que producimos solamente 4 mil pares, todo esto a causa de la competencia del calzado chino” compartió descontenta.
Bucanegra inició en la producción del tenis pero con el paso del tiempo se percató de la realización de botas para caballero, joven y niño, producto estrella actual. La distinción de esta empresa es más que un servicio de cumplimiento y puntualidad, es la calidad, durabilidad y la multifuncionalidad.
La historia de Armando Hernández, fundador de “Calzado Bucanegra” con 13 años de trabajo y esmero logró establecer un negocio del cual ha sacado a su familia adelante.
“Últimamente mis clientes de cadenas zapateras han visto la presencia de varias marcas de calzado chino parecidas a lo que hago yo y, en mi producción del 100% se encuentra al 60%, y me ha afectado bastante, debido a eso se me ha complicado mantenerles el trabajo a las personas lo que me ha llevado a un recorte de personal” explicó con un rostro triste.
Armando, quien ofrece su calzado a un costo de 450 pesos mientras que el asiático se encuentra en 370 pesos Hernández, enfatizó que la calidad siempre hará la diferencia, ya que el tiempo de vida de botas “Bucanegra” es de alrededor de un año y medio en cambio, el chino es de 6 a 4 meses.
Además, Armando enfatizó la situación sobre los catálogos, pues desde hace dos temporadas dejaron consumir su producto al preferir el calzado asiático.
Jesús Padilla, con una década al frente de su marca “Árce”, también ha visto mermada su capacidad productiva en un 50%. “No podemos competir. Los aranceles al zapato chino se cobran, pero no es suficiente. Se sigue peleando para que haya un piso parejo, pero la diferencia de precios nos deja en desventaja” comentó.
Mientras tanto, los catálogos de calzado, que antes era uno de los principales canales de venta para estos emprendedores, se han volcado al producto asiático, priorizando el costo sobre la calidad.
Estas historias son solo una muestra de la profunda crisis que vive el sector zapatero nacional. A pesar de su calidad, compromiso y generación de empleo local, estos empresarios ven cómo su esfuerzo se ve amenazado por una competencia que muchos consideran desleal.