“Es un trabajo bonito, noble, el que se dedica a la pesca tiene un cierto toque de conciencia sobre los animalitos que andan aquí, siempre trata uno de cuidar su medio de trabajo que es el agua y estamos pendientes de cualquier situación como la que se está presentando ahorita”.

En la presa de El Palote hay pescadores que llevan más de 40 años ejerciendo este oficio por lo que si este cuerpo de agua llegara a secarse, perderían su fuente de ingreso.

Tal es el caso del señor Renato Almanza Ávila, originario del municipio de Yuriria y que desde 1977 llegó al municipio de León luego de que su papá, encontró en la presa de El Palote una manera de obtener ingresos y sacar adelante a su familia.

“Toda mi vida he pescado, yo llegué aquí de 13 años desde entonces lo acompañaba, me gustaba andar con él aquí en el agua”.

Hoy, el amor por pescar se mantiene, es parte de su vida, sin embargo hay algo que le preocupa y es que la presa de El Palote se encuentra al 35% de su capacidad por lo que teme que en cualquier momento pudiera secarse y eso significará decirle adiós a su trabajo.

Renato Almanza forma parte, al igual que otros 22 pescadores del grupo de palaperos y pescadores de la presa de El Palote quienes todos los días suben a su lancha desde antes de las 7 de la mañana y emprenden su recorrido con la intención de pescar, aunque sea unos 8 kilos y posteriormente vender este alimento para obtener el ingreso del día.

Ellos quieren seguir con su oficio de pescador, pues señalan que no solo es un trabajo, es parte de su vida por lo que hacen un llamado a las autoridades correspondientes para que les ayuden a desazolvar una parte de la presa y que en años posteriores pueda captar más agua.

“Si sería importante que se pusieran de acuerdo los señores, estatales, federales, municipales, que hicieran una reunión urgente porque estamos en un lugar que está a punto de secarse y que es una fuente de agua para la ciudad, es lo único que tenemos importante aquí en León”.

De acuerdo al pronóstico, la presa de El Palote podría secarse en su totalidad en un periodo no mayor a tres meses por lo que los pescadores temen que se mueren las crías de tilapia que les obsequió el gobierno estatal, apenas hace unas semanas atrás.

“Hace poco acabamos de sembrar 100 mil ejemplares de mojarra tilapia, el problema es que estamos con el miedo de que ahí andan todavía y si se secan pues fue algo en vano”.

El oficio de pescador no es nada sencillo, requiere de tiempo, esfuerzo, concentración y además, resulta algo costoso pues al menos cada 3 meses invierten cerca de 3 mil 500 pesos para poder construir una nueva red; sin embargo es algo que no cambiarán por nada.

“Es una fuente de trabajo, es una fuente turística, es una fuente de agua para la ciudad. Yo no quisiera ni pensar eso, porque en lo personal y los compañeros igual, pues que haríamos oiga, Si es algo preocupante para nosotros y para la ciudad”.