El rugido de motores en miniatura y el brillo de miles de carritos Hot Wheels llenaron el Poliforum León este fin de semana durante la Expo Ruta 66, un evento que congregó a más de 3 mil personas y 80 expositores de todo el país, todos unidos por una misma pasión: el coleccionismo automotriz a escala.

Alrededor de 80,000 piezas se exhibieron entre vitrinas, estantes personalizados y mesas cubiertas de coloridos vehículos. Cada expositor trajo consigo entre 1,000 y 3,000 modelos, algunos comunes y otros tan raros que su valor supera los 30 mil pesos por unidad. Se trata de una cultura que ha crecido durante décadas y que hoy ocupa un lugar protagónico en el mundo del coleccionismo.

Entre los asistentes, se encontraba un joven que intercambió toda su colección de Hot Wheels por un Mustang real, un ejemplo del valor sentimental y económico que puede alcanzar este pasatiempo. Los precios de las piezas van desde 5 pesos hasta decenas de miles, dependiendo de su rareza, estado y edición.

“Una colección completa puede valer hasta medio millón de pesos, y muchas veces no se trata solo del dinero, sino de la historia detrás de cada modelo”, compartió uno de los expositores mientras acomodaba cuidadosamente una réplica del famoso Twin Mill, uno de los primeros modelos de Hot Wheels.

La Expo Ruta 66 no solo fue un punto de encuentro para compradores y vendedores, sino también un espacio de convivencia familiar, intercambio de experiencias y nostalgia compartida. Padres e hijos recorrían los pasillos con la misma emoción, buscando ese modelo especial que complete su estante o despierte un recuerdo de infancia.

Este tipo de eventos no solo reafirman la vigencia del coleccionismo como una forma de expresión cultural, sino que también visibilizan el esfuerzo de cientos de personas que dedican su tiempo, recursos y paciencia a mantener viva una tradición que nació con ruedas de plástico, pero que mueve pasiones reales.