Lucy Monroy, un ejemplo de generosidad y compromiso social
María Lucía Monroy Sánchez, conocida cariñosamente como Lucy, ha dedicado más de una década de su vida al servicio de los más vulnerables a través de su labor como voluntaria en la Asociación Leonesa para la Distrofia Muscular (ALDIM).
Su historia comienza hace 20 años, cuando, tras una lesión en la rodilla, llegó a ALDIM en busca de rehabilitación. Fue en este lugar donde descubrió no solo su camino hacia la recuperación, sino también la realidad de muchos niños diagnosticados con distrofia muscular.
“Quedé muy agradecida porque me iban a operar, yo dejé de usar bastón en cuatro meses y con la rehabilitación estoy aquí, soy funcional gracias a ALDIM”, compartió al recordar cómo la asociación no solo le devolvió la movilidad, sino que le dio un sentido de propósito.
Su travesía en el voluntariado comenzó en la fundación ‘Cáncer, Vida y Esperanza’ (CANVIES), lugar donde conoció a Rocío López y a la presidenta de ALDIM, Carmen López Santillana, quienes la invitaron a formar parte de su equipo.
Desde ese momento, su vida adquirió un nuevo rumbo. Lucy se ha comprometido a apoyar en diversas actividades, desde la logística hasta la organización de cursos psicológicos para los pacientes y sus familias.
También ha contribuido a la recolección de ropa, zapatos y otros artículos para el bazar de ALDIM, donde se venden en cinco y 10 pesos para beneficio de la asociación y de comunidades Loza de los Padres.
Como madre de familia y ama de casa, Lucy ha encontrado en el voluntariado una vía para seguir demostrando amor y apoyo hacia su prójimo.
“Ver el cariño y el amor que nos entregan los pacientes es nuestra mayor recompensa. Ver la cara de alegría de los niños cuando les hacemos piñatas y festejos es invaluable”, aseguró.
Con más de 10 años de servicio altruista, Lucía Monroy se ha convertido en un pilar fundamental dentro de ALDIM, cuyo labor ha sido reconocido por la misma asociación.