En los campos agrícolas de Guanajuato, lejos del bullicio de las ciudades, miles de personas migrantes jornaleras trabajan jornadas largas bajo el sol, a veces en condiciones precarias. Son mujeres, hombres, niñas y niños que llegan desde estados como Oaxaca, Guerrero, Michoacán o Chiapas en busca de sustento. A menudo, sin acceso a agua potable, atención médica o servicios básicos.

Ante esta realidad, el Gobierno del Estado, a través de la Secretaría de Derechos Humanos, emprendió una serie de acciones para mejorar las condiciones mínimas de quienes llegan a trabajar la tierra. Liz Alejandra Esparza Frausto, titular de la Secretaría, informó que se han entregado víveres, cobijas, sueros, papel higiénico y artículos para la higiene personal.

“Esta labor humanitaria busca darles un poco de tranquilidad y dignidad, sobre todo a niñas y niños que acompañan a sus familias en esta jornada migratoria”, señaló Esparza Frausto.

Las brigadas estatales han recorrido municipios como León, Purísima del Rincón, Ciudad Manuel Doblado y San Francisco del Rincón, donde se concentra parte de esta población flotante. El apoyo forma parte de un programa más amplio que busca garantizar el respeto a los derechos humanos de quienes muchas veces pasan desapercibidos, pero que forman parte fundamental del engranaje económico del estado.

Aunque las acciones son bien recibidas, activistas en temas de migración y derechos humanos han señalado que aún queda mucho por hacer. La falta de acceso a servicios de salud, vivienda temporal y espacios seguros para las infancias continúa siendo una deuda estructural con esta población.

La gobernadora Libia Dennise García Muñoz Ledo ha instruido que se dé prioridad a estos sectores vulnerables, y se espera que las acciones continúen y se fortalezcan en el resto del año, en coordinación con municipios y organizaciones civiles.