La vida del señor Víctor Cabrera Torres cambió completamente al tomar clases de baile, cocina y activación física, en donde volvió a encontrar al amor de su vida a sus 68 años, él es uno de los 180 adultos mayores que acuden al Centro Gerontológico DIF León ‘San Juan de Dios’.

Hace 10 meses una de sus hijas le propuso acudir al Centro del DIF que está a un lado del Templo de San Juan de Dios, pues veía a su padre muy triste por el fallecimiento de su esposa en 2021.

“Yo cuidaba a dos de mis nietos, pero llegaban después de salir de la escuela, se me hacía tedioso y triste estar en la casa a la hora del almuerzo e ingerir los alimentos solo”, comentó.

Hoy es uno de los usuarios más activos, disfruta bailar rock and roll, twist, participar en las charlas psicológicas, platicar con otros adultos.

“Afortunadamente, aquí encontré a mi pareja, ya tengo dos meses que me casé al civil con una compañera de aquí. Ella sabe bailar mucho el danzón y en la casa me enseña a bailar”, expresó.

La expresión oral y corporal también es una habilidad que ha desarrollado Don Víctor, recientemente participó en la actividad teatral llamada ‘Los caminos de la vida’, en donde con ayuda de un objeto contó su historia.

Las tijeras son una herramienta que por muchos años utilizó Don Víctor cuando se desempeñó laboralmente como zapatero, en su juventud inició como pespuntador y con el tiempo llegó a ser supervisor; una de las fábricas que recuerda con cariño es Calzado Condorin.

En el mismo taller de teatro participó Laura Cabrera Quesada, quien comentó que el reboso es una prenda que le recuerda a su madre, le da paz y valor para seguir luchando.

Hoy a sus 65 años está agradecida con la vida y por formar parte de una comunidad de personas que se han convertido en sus amigos y familia, pues sus dos hijos viven lejos de León.

La señora Laura y su esposo Martín Ramírez disfrutan cantar clásicos de ‘Los Panchos’ y José Alfredo Jiménez, así como bailar cumbias y reguetón en las clases de bailoterapia.

Foto: Especial. Martín Torres y Laura Cabrera Quesada.

“Somos muy amigueros mi esposo y yo, somos como 10 o 12 los que nos juntamos, y con todos me llevo muy bien, salimos a tomar un café y a platicar de nuestras vidas”.

Para ella ir de lunes a viernes de 9 de la mañana a 2 de la tarde al Centro Gerontológico es como estar en la preparatoria porque que ha encontrado nuevos amigos y además ha aprendido a preparar novias de pan, conchas, bolillos y donas en el taller de panadería.