Cassandra preserva legado familiar de bomberos
Desde pequeña, Cassandra Carbajo Arteaga tuvo contacto cercano con el mundo de la atención a emergencias y hoy sigue los pasos de sus padres como miembro del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de San Miguel de Allende.
“Mi papá fue uno de los fundadores del Cuerpo de Bomberos y desde chiquita crecí entre las máquinas. Cuando fui creciendo me empezó a llamar más la atención y continué con el legado familiar”, compartió.
Además de su padre Rolando Carbajo, su madre formó parte de las damas voluntarias que en la década de 1980 brindaron apoyo a la comunidad.
Como hija única y mujer, Cassandra fue cuidada y protegida, por lo que en un principio no se involucró directamente en las labores operativas, pero esa barrera se rompió cuando a sus 15 años ingresó a la Cruz Roja.
“Es padrísimo ayudar a quien más lo necesita. Dentro de esta institución o de los cuerpos de emergencias se requiere de alguien que tenga amor al prójimo y de ayudar a quien más lo necesita, y eso me motiva cada día”, expresó.
Su verdadera pasión por el cuerpo de bomberos la llevó a cambiar de institución y a cursar la academia, al integrarse como voluntaria activa y administradora del Patronato del Cuerpo de Bomberos.
Una de las experiencias que marcó su vida fue una emergencia en la carretera Doctor Mora que sucedió hace ocho años, donde ocurrió una volcadura con menores de edad involucrados.
La visión de niños fallecidos y de atender a los sobrevivientes, muchos de ellos con sus padres fallecidos, le dejó una profunda huella.
“Fue muy doloroso para mí porque estaba trascendiendo por una situación personal, pero también me dio más calidad humana, me hizo más fuerte ante las tragedias. El saber que alguien estaba vulnerable y yo llegué en ese momento a apoyarlos, es lo que me impulsa”, relató.
Cassandra cumple guardias los viernes y domingos, además de turnos nocturnos, en los que se encarga de preparar el equipo, revisar las unidades y garantizar que todo esté en óptimas condiciones para responder a cualquier emergencia.
Cuando suena la alarma, ella y sus compañeros se equipan rápidamente y salen para salvar vidas. Para ella, el trabajo en el cuerpo de bomberos es mucho más que una labor, es una familia.
“Aquí se vuelve otra casa, compartimos con nuestros hermanos, amigos y familiares. La guardia es venir a tu segunda casa”, afirmó con una sonrisa.
Su compromiso y legado familiar son un ejemplo de cómo la pasión por servir puede transmitirse de generación en generación, al hacer la diferencia en la vida de la gente.