Cargar gas a granel: más barato, pero un riesgo latente
En Guanajuato, la disminución en el precio del gas LP ha motivado a muchos usuarios a recargar sus tanques directamente en las estaciones de carburación.
Aunque representa un ahorro económico frente al servicio a domicilio, especialistas advierten que esta práctica incrementa los riesgos de accidentes durante el transporte y manejo de los cilindros.
“Yo vengo casi cada mes, mes y medio, porque tengo tres tanques y los voy llenando poco a poco”, compartió Héctor Ramírez, usuario de una gasera local. Explicó que suele gastar entre 300 y 400 pesos por carga, y que ha notado que el precio “ha bajado un poquito”, lo que le permite seguir utilizando gas en lugar de electricidad, pues “la luz sale más cara”.
Sin embargo, esta práctica implica trasladar tanques pesados en vehículos particulares, muchos de los cuales no cuentan con las condiciones adecuadas de seguridad. En algunos casos, incluso, los cilindros son transportados en motocicleta, una maniobra que multiplica los riesgos de fugas o explosiones.
Héctor aseguró que toma precauciones: mantiene los cilindros bien cerrados, amarrados y ventilados, para evitar cualquier tipo de incidente. “Siempre los reviso antes de subirlos, no los dejo al sol y los pongo parados”, explicó.
Otro usuario, Luis Padilla, mencionó que aunque pocas veces acude a las gaseras, cuando lo hace procura extremar cuidados.
“Yo recomiendo tenerlo bien amarrado y revisar las mangueras, porque a veces están rotas o muy viejas y ahí vienen los accidentes”, comentó.
Para algunos, como Enrique Toscano, comerciante de buñuelos, tamales y atole, la recarga directa es parte de su rutina laboral.
“Yo lo lleno casi cada tercer día para mi negocio, este pequeño tanque con 250 pesos me alcanza. Normalmente antes de salir a llenarlo me fijo que esté bien cerrado y durante todo el camino me lo llevo parado para evitar cualquier cosa”, describió.
Aunque la recarga directa puede parecer una alternativa más accesible frente al servicio a domicilio, los expertos insisten en que el ahorro no justifica el riesgo. Una fuga o explosión puede provocar daños irreparables, no solo al usuario, sino también a quienes lo rodean.