Israel asumió la responsabilidad este martes de un bombardeo que mató a siete trabajadores humanitarios que distribuían ayuda alimentaria en la Franja de Gaza, pero aseguró que se trató de un incidente “no intencional” y prometió investigarlo.

La organización World Central Kitchen (WCK), para la cual trabajaban las víctimas del ataque, anunció la suspensión de sus acciones en el territorio palestino.

Las víctimas eran originarias “de Australia, Polonia, Reino Unido, uno con doble nacionalidad de Estados Unidos y Canadá, y Palestina”, detalló WCK.

“Lastimosamente ayer (lunes) se produjo un trágico incidente, nuestras fuerzas golpearon de forma no intencional a inocentes en la Franja de Gaza”, declaró el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

Reacción internacional

Estados Unidos, principal aliado de Israel, exigió una investigación “rápida e imparcial” sobre lo sucedido, indicó el secretario de Estado, Antony Blinken. La Casa Blanca se dijo “indignada” e indicó que dará “un mensaje claro a Israel de que los cooperantes deben ser protegidos”.

Por su parte, el gobierno británico convocó al embajador israelí para expresar su “condena inequívoca” de lo ocurrido. En Polonia, el viceministro de Relaciones Exteriores, Andrzej Szejna, dijo que Israel debería “indemnizar” a las familias de las víctimas. 

Acusan a Netanyahu de “traidor”

Miles de israelíes, entre ellos numerosos familiares de rehenes secuestrados en Gaza, volvieron a exigir el martes en Jerusalén la renuncia del primer ministro Benjamin Netanyahu, a quien acusan de haber “traicionado” la confianza popular. “Usted es un obstáculo a un acuerdo sobre los rehenes, usted no nos deja opción, tiene que irse“, dijo Einav Zangauker, manifestante y que su hijo es rehén de Hamás desde el 7 de octubre pasado.