Washington.- Miles de integrantes de la Guardia Nacional de todos los estados, han llegado a la capital del país, para resguardar los alrededores del Congreso de la Unión.

La ciudad ha sido transformada en una fortaleza armada como símbolo de demostración de fuerza, para los grupos de milicias armadas que han amenazado con manifestarse el próximo 20 de enero, día de la toma de posesión del presidente electo Joe Biden.

Washington D.C. luce como nunca antes.

Las imágenes televisivas muestran lo que podría parecer una ciudad en guerra. El Congreso está rodeado de militares fuertemente armados. Además han comenzado las obras para construir muros provisionales, que servirán de muralla para contener a posibles manifestantes.

Todo esto, derivado de las amenazas de grupos de milicias armadas y también de los violentos acontecimientos del pasado 6 de enero en el que una turba de seguidores del presidente saliente Donald Trump, asaltara el Capitolio generando destrozos materiales y provocando la muerte de cinco personas, entre ellos un policía.

Las autoridades aseguran que nunca, en la historia reciente del país, habían estado tan preocupados por la violencia en la capital de la Nación, ni siquiera después de los actos terroristas de Septiembre 11.

Desde esta semana, integrantes de la Guardia Nacional comenzaron a llegar a la ciudad. Se enviaron tantos y tan rápidamente que los han tenido que dejar dormir en los pisos de mármol del edificio abovedado, una escena que recuerda a la Guerra Civil.

Se ha reportado que son más de 20,000 los que participan en este plan de seguridad, además de los agentes de la policía local.

El FBI y el Pentágono informaron esta semana, que hay amenazas reales de grupos de milicias, de supremacistas blancos y otros grupos, de participar en la que han llamado “marcha del millón de milicias”, en donde los manifestantes anuncian que irán armados y que están entrenados para enfrentar a las autoridades el día que Joe Biden juramente como nuevo presidente de Estados Unidos.

Las autoridades locales han sugerido a la población en general que no asista al Capitolio el día de la inauguración. Se cree que un número reducido de personas, comparado con otros años, son los que asistirán a este evento en donde por tradición miles de estadounidenses solían asistir a esta fecha histórica, un evento ocurrido cada cuatro años.