Arturo Garibay

Oliverio (Alejandro Arean) ha perdido a su padre de manera repentina. El chico, que afronta la nada sencilla preadolescencia, vivirá su duelo a la orilla de una alberca en OLIVERIO Y LA PISCINA, largometraje mexicano dirigido por Arcadi Palerm.

El cineasta afirma que el relato proviene de la pérdida de su propio padre, la cual “está ahí, en el eje central de la trama; la pérdida del padre que sufre el personaje principal se manifiesta hacia dentro y hacia afuera de Olverio, y también en la relación con su madre”.

En entrevista, el cineasta reflexiona sobre la hechura de esta película mexicana que tiene su premier nacional en el marco de la competencia oficial del 25° Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF) y se erige como una de las piezas mejor logradas de la categoría.

El guion de OLIVERIO Y LA PISCINA fue escrito por Palerm en colaboración con Gibrán Portela, quien ha redactado algunas de las mejores películas mexicanas de factura reciente, como GÜEROS o LA JAULA DE ORO. “Él y yo fuimos compañeros en clase de creación literaria. La idea de la coautoría nace de la inquietud hacer algo juntos.”

“Empezamos a escribir con la consigna de narrar algo muy concreto, un relato en una burbuja muy controlada, pero sin que fuera algo teatral, que fuera cine, que hubiera una construcción muy “audiovisual” desde el guion”, añade el realizador, quien afirma que la película proviene de un “un proceso muy lúdico e intuitivo” en su rodaje.