Pocos son los deportistas que consiguen hazañas en dos disciplinas deportivas y este es el caso de Bob Hayes.

El originario de Jacksonville, Estados Unidos, en su etapa como estudiante dominaba la velocidad en siete pruebas distintas, por algo le decían “The bullet”, o sea, la bala.

En los medios nacionales Hayes era el hombre del momento en los años sesenta, era el más rápido, inigualable, era único dominando las listas, las marcas, las competencias de 100 metros, 110 y 400 con vallas.

La bala vio su carrera en todo su esplendor en los juegos olímpicos de Tokio 1964 cuando en la final de los 100 metros registró un tiempo, (que ni yo me lo creo, caray), 10.0 segundos y llevarse el oro.

Pero ahí no quedó la cosa, obtuvo también el metal dorado en 4X100.

Rápido en la pista dijo adiós pero para cambiar de deporte y fichar para los Vaqueros de Dallas como receptor en 1965. Y para no creerse, llegó al Súper Bowl en 1971 conquistando su primer anillo.

De ahí en 1974 se fue con los 49ers de San Francisco hasta su retiro en 1975. Fue incluido en el salón de la fama del atletismo y de la NFL. Así fue este hombre, David Hayes en el deporte.