Trazos y retazos del maestro

La obra de Ernesto “Chango” García Cabral se expone en el Museo Casa Diego Rivera en Guanajuato capital. Descubre por qué no debes perdértela.

“La obra de García Cabral viene a ser la historia viva de nuestro tiempo. Nada le ha faltado para ir realizándola como sin darse cuenta: la ardiente vocación que ha gobernado toda su vida, la imaginación fertilísima, el don natural que es como una función natural de su lápiz, la técnica plenamente vencida, la difícil facilidad…”

Así se refería el gran literato mexicano Alfonso Reyes a un personaje que trascendió a su tiempo y que brindó un legado invaluable a la comunidad artística mexicana posicionándose como uno de los dibujantes más destacados de mediados del siglo XX: Ernesto García Cabral.

“El Chango”, como lo conocieron desde su infancia, nació en Huatusco, Veracruz y él mismo cuenta cómo desde muy temprana edad y a falta de papel y lápiz, dibujaba con los dedos en la arena, demostrando un inusual talento en los trazos y la interpretación de los rostros que más adelante y con mucha más experiencia, transformaría en caricatura.

A los 10 años ya dibujaba como un profesional y a los 12 daba clases de dibujo. El siguiente paso era expandir sus horizontes, así que dejó su tierra natal y se encaminó a la capital de nuestro país para perfeccionar esos trazos que desde muy pequeño practicó con gozo.

Pero con el tiempo se convirtió en uno de esos artistas a los que el molde les queda chico y como siguiente fase natural, despegó el vuelo hacia Europa, específicamente a Francia. Solamente que no fue como lo esperaba, justo cuando los ataques en contra del Presidente Madero se incrementaban, su prolífica y destacada obra generó un tremendo foco de atención, al grado de que, por decreto presidencial, se le ofreció una beca para estudiar en el extranjero.

Pero “El Chango” no llegó a París con 20 años siendo un improvisado. Logró establecerse y entrar en sintonía con la escena artística europea, dado que ya llevaba una cimentada educación artística y formal debido a su paso por la Academia de San Carlos, que no fue más que el perfeccionamiento del talento natural con el que fue dotado.

Su estancia en Europa se ve interrumpida por las revueltas nacionales y su beca le es retirada después de un par de años de efervescencia artística, por lo que es necesario su traslado hacia el cono sur de nuestro continente, específicamente a Argentina, a donde llega con ayuda de su gran benefactor y amigo, Don Isidro Favela.

Ahí adoptaría las muestras de cultura sudamericana para restablecer relaciones laborales y continuar la difusión de su obra a través del tango y el mate como nos los menciona su hijo Ernesto García Cabral Sans: “Cabral es uno de los que trae con firmeza el tango México en 1918, fíjate en 1917 es cuando se hace el primer tango cantado, por Gardel, para esto ‘¡Cabral está en Buenos Aires!’ y se hace amigo no solamente de Alfonsina Storni y de Gardel, sino de toda la flota de gente que estaba allá como parte de la embajada mexicana”.

Desafortunadamente, lo que lo hace regresar a México es la muerte de su padre, pero con un mundo de experiencias en el bolsillo, se consagra para la posteridad con las emblemáticas participaciones realizó para el periódico Excélsior y las portadas de la publicación semanal Revista de Revistas, trazos que se han marcado hondo en el corazón y la mente de quienes no concebimos la historia de México e incluso la historia del mundo a través de su inigualable mirada.

¿Dónde y cuándo?

No dejes de visitar la exposición “Buenos, Malos y Feos en la Era de Diego Rivera”, disponible hasta el 5 de septiembre de 2021 en el Museo Casa Diego Rivera.

El taller Ernesto García Cabral A.C. y el Instituto Estatal de la Cultura reúnen hasta 87 dibujos de un archivo que integran más de diez mil piezas poco conocidas. ¡Disfrútalas!

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