Hay quien dice que “los objetos hablan”, pero no cualquiera escucha. Para muestra tenemos el caso de Javier Hernández “Capelo”, a quien el arte le viene tan natural que él mismo nos platica: “escucho a la cerámica hablar, expresarse”.

Así que imaginamos que también escucha lo que necesitan el barro, el papel o el bronce; en realidad, cualquier elemento que llegue a sus manos e inspire esa magia que, en el misterio de la creación, nos deja como regalo alguna de sus obras.

Es cierto que nadie nace siendo experto, pero sí hay quien trae consigo eso que es definido como talento y que propicia en ciertas personas una aparente facilidad en el desarrollo y el dominio de las habilidades artísticas.

La obra de “Capelo” se alimenta de la naturaleza que nos rodea con énfasis en su pasión: los caballos y los toros plasmados en dibujo, pintura y escultura, pasando también por la alfarería, la arquitectura, e incluso la fotografía y el muralismo.

Demasiado para quienes apenas sabemos tomar una cuchara, pero tan sólo una fase en el caleidoscopio artístico de quienes como él, gozan de una insaciable necesidad creativa que rinde frutos continuos a través de proyectos que impulsa con un fragmento de esa fuerza que muchos llamamos “alma”.