Día de Muertos, la fiesta ancestral
Es una de las festividades más importantes, emotivas y queridas en nuestro país. La manera de celebrarse varía en cada lugar

Tierra blanca: calvario de los abuelos 

En la zona noreste, en Tierra Blanca, se encuentra la congregación indígena otomí de San Ildefonso de Cieneguilla. Ahí existen las capillas familiares que datan del Siglo XVII y XVIII, mejor conocidas como “calvarios de los xitas”, las cuales tienen distintos santos y en su exterior algunos nichos.

Xita en hñäñho quiere decir abuelo, por lo tanto significa calvarios de los abuelos.

Cuando una persona fallece, se le manda a hacer su cruz de ánima en la cual se observan elementos indígenas como el sol y la luna, que refieren al dios Yotsipa, y los elementos católicos como el látigo, los clavos y la propia cruz, la cual se pone en los calvarios de los xitas y hace referencia al ánima del abuelo o de la persona fallecida.

En el Día de Muertos esas cruces se sacan en una celebración religiosa católica donde se les acompaña con ofrendas como el pan de muertos, veladoras y flores. En la noche se hace la velación con cantos y alabanzas propias de la región en el atrio de la iglesia.

Pero en general estas cruces se encuentran en los nichos o en las casas de sus deudos y cuando hay alguna situación complicada por la que atraviesa la familia, se acude a estos espacios sagrados donde se pide a los abuelos su guía y su iluminación para poder salir adelante.

A la par, a la cruz se le pone un listón rojo o naranja junto con una veladora.

Esta tradición mantiene viva la creencia de que los abuelos -como pilares de familias muy queridas y respetadas- siguen ahí y nunca se han ido, al tiempo que se les pide su ayuda de esta manera.

Acámbaro, la muerte purépecha

La tradición en Acámbaro presume una gran influencia purépecha, donde las celebraciones de Día de Muertos inician una semana antes al ir al panteón para volverse a reencontrar con sus seres queridos.

Es aquí donde se combinan de manera particular los aromas del pan de muertos con canela y del inconfundible perfume de la flor de cempasúchil, en sus tonos intensos de naranjas y amarillos, las cuales cubren las tumbas de los difuntos y las ofrendas de muertos en los hogares, éstas últimas eran conocidas por los purépechas como la obsidiana de los muertos, donde también se les pone alimento como las corundas envueltas en una hoja de carrizo, el dulce de calabaza, el jarro de atole y también de agua fresca, acompañadas de otra flor de color vino que se llama “flor de terciopelo”.

Se conserva la creencia purépecha de que el cempasúchil se liga a lo sagrado y a lo festivo; también a que su aroma guía a los difuntos y purifica ambientes para el encuentro del ánima con lo sagrado. Por lo tanto, cuando se hacen coronas de esta flor para los difuntos, representan el ciclo de la vida como una unidad en sentido espiritual.

León: en el panteón San Nicolás

En León ya entrada la noche de cada primero de noviembre en las afueras del Panteón San Nicolás, asisten familias enteras, amigos, parejas, grupos de actores, estudiantes o bailarines disfrazados de catrina o catrín o de algún otro elemento relacionado al Día de Muertos, para salir bailando o caminar por las calles hasta llegar al centro de León, donde generalmente se hacen algunos bailables afuera de la Casa de la Cultura.

Todo esto forma parte de una gran ofrenda que se hace para el Día de Muertos y el despertar de las ánimas nos recuerda que las almas de los difuntos vuelven esos días al panteón en un tono festivo a gozar junto con los vivos.

Conociendo todos estos matices que tiene la celebración de Día de Muertos en nuestro país es que podemos seguir conservándolo para atesorarlo y, a su vez, siga dando sentido e identidad en nuestra región.

Para tomar en cuenta

Por pandemia, varias actividades se han suspendido, desde la visita a panteones, como desfiles de Catrinas, alebrijes, instalación de altares monumentales como el de la UG, concurso de calaveras y altares; sin embargo, aunque pequeña, en cada municipio, se realiza alguna acción alusiva a preservar esta tradición. Informes en cada municipio y su casa de la cultura.

Fuente: Narraciones de Lupita Soto, Maestra en
Acámbaro | Nadia Rodríguez, Profesora de secundaria en
Tierra Blanca | José Luis García Galiano, Promotor cultural
en León | Abel Villagrán, Historiador en León.
— No te pierdas