Las canastas del mandado ya no solo se llenan con productos nacionales.

En mercados de León, frutas provenientes de Asia y Sudamérica comienzan a ganar terreno entre los consumidores, atraídos por sus sabores y texturas.

Elizabeth Domínguez, comerciante de frutas, explicó que uno de los productos que más llama la atención es la pera china, una fruta asiática que, aunque más costosa, ha despertado la curiosidad de los compradores.

“La pera china es suave y muy jugosa, es como una manzana, pero más suavecita. Es diferente a la pera que conocemos aquí”, detalló.

El precio refleja su origen: mientras la pera nacional puede encontrarse entre 25 y 30 pesos el kilo, y la americana ronda los 60 pesos, la pera china alcanza los 100 pesos por kilo, debido a los costos de transporte y exportación.

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“Es más cara porque viene de más lejos. El transporte y la exportación hacen que el producto sea un poquito más elevado”, explicó.

Aunque la pera es el único producto asiático que maneja actualmente, Elizabeth señaló que la presencia de fruta sudamericana es cada vez mayor, especialmente de Perú, país que ha ganado terreno en el mercado mexicano.

“Ahorita está entrando mucho producto peruano como mandarinas sin semilla, kiwis y uvas. Antes entraba más fruta chilena, pero ahora Perú es el que está metiendo más mercado”, comentó.

Esta invasión de frutas extranjeras responde, en gran parte, a las diferencias de temporada entre países, lo que permite que en México haya fruta disponible durante todo el año.

“Aquí es invierno y en otros lados es primavera. Por eso entra mucha fruta de allá, sobre todo la mandarina sin semilla, es de lo que más nos invade”, añadió.

En cuanto a precios, algunos productos importados se colocan en la gama alta. Actualmente, las uvas peruanas alcanzan hasta 150 pesos el kilo, aunque se espera que bajen de precio con la llegada de uva americana almacenada.

“El año pasado llegamos a tener uvas hasta en 40 o 50 pesos el kilo, ya cuando entra más producto”, agregó.

Mientras tanto, los consumidores se enfrentan a una oferta cada vez más internacional, donde el sabor, la disponibilidad y el precio definen qué fruta llega finalmente a la mesa… y qué tan lejos viajó para hacerlo.