Especialista advierte sobre la ludopatía infantil

La carencia afectiva en la infancia puede fomentar la ludopatía. Expertos recomiendan fortalecer vínculos familiares para prevenir adicciones
Foto: Antonio Partida.

La falta de amor y afecto en la infancia puede aumentar el riesgo de que los niños se vuelvan adictos a los videojuegos y las máquinas tragamonedas.

De acuerdo con la psicoanalista Adriana Alcaraz, académica de la Universidad La Salle Bajío, “la ludopatía es un padecimiento de nuestro tiempo. Es una situación, lamentablemente, más frecuente de lo que quisiéramos”.

La palabra ludopatía proviene del latín ‘ludus’, que significa juego, y del griego ‘pathos’ que significa enfermedad. Este trastorno puede manifestarse en niños que pasan horas frente a pantallas al jugar videojuegos o participar en juegos de azar.

Alcaraz señala que “los pequeños a veces encuentran el pasatiempo favorito en estar recluidos en sus recámaras o en alguna parte de la casa jugando videojuegos, teniendo experiencias más en solitario que en una convivencia social con otras personas”.

Este aislamiento puede resultar en la sustitución de actividades vitales, como la interacción familiar y escolar, por la búsqueda de logros virtuales.

La psicoanalista advirtió que “si se le quita de golpe a un chico el aparato, el dispositivo a través del cual juega, y se le prohíbe terminantemente que vuelva a jugar, va a presentar frustración”.

Explicó que la pérdida de esta fuente de satisfacción puede llevar a los niños a experimentar estados depresivos y rebeldía, pues sienten que se les ha privado de una parte esencial de su vida.

“La ludopatía es como una adicción entonces ha implicado que alguna parte de lo que ha pasado con este sujeto que llamamos ludópata ha sido carente de ciertos afectos. Entonces se han sustituido con estas actividades de jugar, la carencia de amigos, del vínculo materno y paterno”, indicó la especialista.

El tratamiento debe ser integral y no solo debe incluir al niño, sino también a los padres, quienes juegan un papel fundamental en la reestructuración de vínculos afectivos.

“Cuando se le retira el videojuego, el pequeño puede traducir esto como que ya no es querido o que ya no es suficientemente amado”, explicó Alcaraz.

Esto sugiere que la clave para abordar la ludopatía infantil radica en fortalecer las relaciones familiares y ofrecer alternativas saludables de entretenimiento.

“Tenemos que ir a la raíz del problema y tenemos que ver qué está fallando, no es únicamente una conducta, sino también todo un dispositivo amoroso que nos está dando a conocer que a los hijos se les está sustituyendo el vínculo amoroso por el proporcionarles consolas o los últimos videojuegos”, enfatizó.

Con un adecuado acompañamiento psicológico y el compromiso de los padres, es posible ayudar a los niños a recuperar el equilibrio en sus vidas y fomentar un desarrollo social y emocional saludable.

 

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